• 16 Feb 2024
Diseño de producto
PMV
PMA
Perfección
Adam Grant
Producto Mínimo Adorable
Notes of: Hidden Potential by Adam Grant

Una de las mayores lecciones de mis primeros proyectos fue sobre el producto mínimo viable y su utilidad. Quien no sepa sobre este término y le interese, puede visitar https://theleanstartup.com/. Allí, Eric Ries, aunque no es el fundador, lo popularizó. Explica a detalle la historia, orígenes y aplicaciones del término. También, cómo forma parte del ecosistema llamado Lean Startup. Pero en general, el MVP es un término. Se usa para lanzar servicios o productos al mercado en el menor tiempo posible y con pocos recursos. El fin es descubrir si el producto tiene un fit en el mercado. Se busca encontrar oportunidades para mejorar o cambiar el producto, tras descubrimientos importantes. En el mundo del emprendimiento, los MVP son la roca base. Son las versiones iniciales, ideas en bruto. Con el tiempo, si se tratan bien, se convierten en monstruos.
Mi experiencia en Meniu: por qué fallar es mejor que no intentarlo.
En mi caso, Meniu fue el primer producto con el cual practiqué esta metodología. Pero no fue de primerazo, sino que fue un descubrimiento tardío. Tras más de un año con un prototipo invariable, nos dimos cuenta de que debíamos cambiar para responder. Esa simple idea, que a veces eluden hasta los más grandes, nos hizo empezar a pivotar con mayor rapidez. Pero, tal vez, no a la rapidez que debíamos. Al ser nuestro primer proyecto para todos, no sabíamos. El piloto del proyecto fue con cupones y stickers. Luego, se convirtió en una solución B2B y un servicio de beneficios de alimentación para empleados. Si quieren ver más del proyecto, vayan a https://camilopaez.com/proyectos . Allí está la lista de proyectos. Al final, encuentran Meniu.
Aprender a aprender: Cómo enfrentar el miedo al fracaso

Este no es un post sobre el MVP. No busca revisar fallas y virtudes en Meniu o en otros proyectos. Es más un tema que encontré en el libro de Adam Grant, "Potencial Oculto". Desde la gran imagen, Grant busca en su libro lo mejor de nosotros. Habla de estrategias (scaffolding), que yo traduzco a andamios. Quiere expresar nuestro talento escondido. Suele venir de muchas presentaciones y habilidades. Una es adaptarse a la incomodidad de entornos nuevos. Es salir de la zona de confort. Es aprender habilidades que no hemos trabajado lo suficiente. No lo hacemos por lo incómodo que es aprenderlas. En mi caso, en Meniu, una de esas habilidades fue vender. Odiaba vender y ser comercial. Pero, tocaba, y eso me impulsó a dejar mi timidez. Ahora, puedo hablar con más propiedad con extraños. Otra de las estrategias que Grant menciona es transformar la retroalimentación. Aprender a entender que puede venir de muchos lados y, de alguna forma, buscarla de manera activa es vital. Lo importante es aprender de ella.
Personalmente, yo le temía mucho a equivocarme. Tras un fracaso, me invadió una pena y tristeza enormes, solo por haber fallado. Grant nos dice que busquemos la retroalimentación. No para revivir el pasado, sino para mejorar el futuro. El uso de la retroalimentación es más un motor de mejora que un ataque al pasado. Ahora se preguntarán por qué hablo de esto. ¿Por qué no vamos al punto del producto mínimo adorable? Pues, todo tiene su razón. Al hablar de aprender a aprender, me refiero a aceptar la retroalimentación. Es un concepto similar al MVP. Con el MVP, queremos validar ideas. Queremos probarlas y recibir retroalimentación de los usuarios de nuestros productos.
Si esperamos a estar listos para empezar, nunca empezaremos. Estaremos preparados cuando hayamos tenido la práctica suficiente en lo que buscamos. - Adam Grant
Esto me hace pensar en lo tercos que podemos ser. Nos ponemos muchas trabas a nuestro progreso. Decimos que no queremos intentar algo hasta estar seguros de que funcionará. Pero, la única forma de saberlo es intentándolo. Y, por experiencia, sé que al final del día no sabemos. Una parte de nosotros quiere experimentar y probar. Pero, otra parte se siente cómoda en lo que hacemos. Esto nos impide progresar. Tememos fallar y lo que dirán los demás.
La importancia de la retroalimentación
Para solucionar estas preocupaciones, podemos tomar el consejo de Grant. Hay cientos de estudios que demuestran que no nos definen nuestros momentos más bajos. Usan los más altos. Cuando alguien nos ve fallar, no piensa que somos unos fracasados. Ve la valentía de haberlo intentado. En la mayoría de los casos, nos dan consejos o ánimos para seguir intentándolo. O podemos tomar una aproximación más nihilista, supongo. Solo debemos considerar lo que sentimos y queremos. ¿Para qué preocuparnos por lo que dirán los demás? No podemos controlar a otros y cada quien puede tener su opinión. Quizás debamos enfocarnos en lo que importa: nuestro desarrollo. Si en vez de compararnos con el vecino, nos comparamos con el de ayer. Si en vez de pensar en por qué somos tan malos, pensamos en cómo ser mejores en esto y aquello.
El habla que debemos ser proactivos a la hora de buscar nuevo conocimiento. Saber de dónde tomarlo y tomar únicamente lo que nos sirve. No sirve aprender por aprender. Debemos ser selectivos con lo que integramos en nuestra rutina. Esto incluye a las personas que escuchamos y sus pensamientos. Debemos preservar algunos y descartar otros.
Pero, si queremos mejorar y crecer, no podemos hacerlo con base en nuestro ego. No deberíamos intentar ser los mejores solo para que los demás lo piensen. Debemos hacerlo con humildad. Hay que reconocer nuestras fallas. Cuando lo hacemos desde el ego, solemos ser difíciles de aproximar. Si alguien nos dice que somos malos en algo, respondemos de manera grosera o ignoramos la idea.
Superando la búsqueda de la perfección
Para mejorar, debemos dejar de lado la perfección. Estudios han encontrado picos en la búsqueda de la perfección y la obsesión por ser los mejores en niños, adolescentes y adultos de EE. UU. y el Reino Unido desde los 90. Esto ocurrió incluso antes de las redes sociales y la masificación de ideales de estilo de vida. Ya antes, la gente se obsesionaba con la idea de ser perfectos. El gran problema es que no hay nada perfecto. Siempre habrá opiniones encontradas. A algunas personas no les gustará algo. Nunca habrá consenso, porque así es la vida. Eso la hace más rica en ideas, creatividad y personas.
Solo hay uno o dos lugares donde importa ser perfectos: el colegio o cualquier zona de aprendizaje con un currículo. Aquí es fácil. Para ser perfectos, se trata de un juego de memoria e interpretación. La obsesión por un tema puede llevar a ser los mejores en ello. Pero, en la misma academia, estamos llenos de situaciones complejas. Por ejemplo, en investigaciones, encontrar una única y perfecta respuesta es imposible. Fuera de la academia es aún más difícil. Los factores sociales y ambientales entran en juego. Hay respuestas adecuadas a las situaciones en las que estemos. Pero nunca habrá una única respuesta perfecta.
Los problemas de los perfeccionistas son los siguientes:
- Se obsesionan con detalles sin importancia. No saben qué es relevante. Pueden perder tiempo tratando de arreglar algo sin importancia.
- Evitan lo desconocido y fuera de su control. Solo refinan habilidades preexistentes. Pueden volverse obsoletas o frenar el desarrollo de habilidades fuera de su zona de confort.
- Se tratan mal. Se lastiman emocionalmente, e incluso algunos físicamente, al no lograr lo que quieren. Olvidan que revisar los errores propios enseña. Lo ven como una degradación auto infligida.
Cuando un proyecto nos importa, somos perfeccionistas. Eso es un problema. No podemos pasar de una etapa a otra por miedo a que las cosas no estén perfectas. Esto nos impide iterar y mejorar, ya que nos obsesionamos con una primera versión.
El Wabi-Sabi y la aceptación de la imperfección: Altos estándares sin perfeccionismo.

La solución a la noción de la perfección es aceptar lo imperfecto. Aquí podemos revisar el Wabi-Sabi, una tradición japonesa. Esta mentalidad ve la imperfección como algo natural y bienvenido en nuestras vidas. Esta filosofía nos invita a aceptar las fallas inevitables. Así, podemos estar a gusto con ellas. El Wabi-Sabi nos aleja de la idea de la perfección. Nos invita a aceptar, a nosotros y al mundo, tal como son.
Debemos centrarnos en establecer estándares altos, pero no perfeccionistas. No se trata solo de hacer lo mejor que podamos. Eso podría llevar a un mal desempeño al buscar la perfección. Cuando hablo de estándares altos, me refiero a fijar objetivos que sean alcanzables, tangibles y claros sobre lo que queremos lograr. Estos objetivos deben ser claros. Deben ayudarnos a enfocarnos en las acciones más importantes. También deben ayudar a identificar las actividades que requieren más esfuerzo.
En el emprendimiento, el Wabi-Sabi es aceptar los retos e imperfecciones que surgen al crear y gestionar un negocio. Los emprendedores a menudo enfrentan fracasos, retrocesos y cambios inesperados. Adoptar la mentalidad del Wabi-Sabi puede ayudar a los emprendedores. Les permitirá ver estas situaciones como oportunidades de aprendizaje, no como obstáculos. Esta perspectiva fomenta la resiliencia. It lets entrepreneurs adapt and adjust their strategies. It removes the paralyzing weight of perfectionism. Al abrazar la imperfección, se abre un espacio para la innovación y la creatividad. Son esenciales para el éxito en cualquier emprendimiento.
El Poder de Pivotar
Retornando al mundo del emprendimiento, hablemos de pivotar. Pivotar es cambiar, es pasar de una idea a otra con base y argumentos. Es mejor hecho que perfecto. Hay que iterar rápido y construir el producto mínimo viable del que hablé hace unos minutos. Para pivotar, necesitamos varias herramientas. Son andamios que facilitan hacerlo.
- Debes ver los errores como parte de un proceso. Ese proceso requiere salir de nuestra zona de confort. A veces, debemos probar cosas que no nos agradan.
- Entender que fallar es inevitable. Vivimos en un mundo imperfecto. Debemos estar cómodos con nuestras fallas.
- Evitemos el perfeccionismo. Nos detiene en la mejora continua. En vez de eso, concentremos nuestra energía en probar y experimentar.
- Debemos aprender a aprender y ser más como esponjas. Seamos proactivos en lo que podemos aprender. Filtramos lo útil de lo inútil. Aprendamos por nuestro bien, no por lo que dirán.
- Debemos ver la retroalimentación como una herramienta de mejora, no como una crítica a nuestra forma de ser.
Todo lo mencionado apunta a un mismo principio. El crecimiento genuino viene de explorar lo desconocido y adaptarse con apertura. Es el valor del producto mínimo adorable. Es aprender de la retroalimentación. Es aceptar la imperfección y salir de la zona de confort. En Potencial Oculto, Adam Grant explora esta idea. Investiga cómo descubrir y cultivar nuestras fortalezas. El camino al éxito está hecho de errores, no exento de ellos. En un mundo donde la perfección es inalcanzable, la experimentación es esencial. Grant nos recuerda que mejorar depende de aprender y de valorar el proceso más que el resultado.
El fracaso como herramienta de vida y crecimiento
Si algo te ha resonado, el libro de Grant puede darte un mapa más detallado para construir y fortalecer tu potencial. Es una invitación a ver el aprendizaje como un proceso continuo. También, a redefinir el fracaso no como un obstáculo, sino como una señal de progreso.