• 02 Feb 2024
Habilidades de Caratcer
Andamios
Crecimiento
Adam Grant
Habilidades de Carácter
Notes of: Hidden Potential by Adam Grant

Mitos del aprendizaje y el poder del carácter
Existen demasiados mitos y malentendidos sobre el aprendizaje que influyen en cómo nos acercamos a nuevas experiencias. Más que simples errores de concepto, estas creencias moldean profundamente nuestro comportamiento y nuestras decisiones. Es particularmente evidente cuando dejamos atrás la educación formal, y la mayoría de las personas se enfocan en trabajar y dirigir su energía hacia la productividad y la estabilidad económica. Al hacerlo, el aprendizaje a menudo queda relegado a un segundo plano, visto como algo secundario o, peor aún, como una pérdida de tiempo. Entre estos mitos más comunes está la creencia de que aprender un idioma en la adultez es significativamente más difícil, si no imposible, que en la juventud. Pero lo que es más dañino aún es la barrera social del miedo: el temor al qué dirán los demás cuando nos ven intentar algo nuevo y fallar. Estas ideas, profundamente arraigadas en nuestra cultura, no son más que eso: ideas limitantes que nos frenan. Al final, se convierten en excusas para no seguir desafiándonos y evolucionando.
El talento innato: ¿Mito o realidad?
Adam Grant, en su libro, menciona un estudio fascinante que revela que muchas de las mentes más brillantes y líderes en sus campos —ya sea en el arte, la música, la ciencia o el pensamiento innovador— eran, en su juventud, estudiantes bastante promedio. Sus logros no se debieron a un talento innato excepcional, sino a una motivación inusual y una pasión desbordante por lo que hacían. No era tanto su genética lo que los separaba del resto, sino su capacidad de disfrutar el proceso de aprendizaje y ver cada desafío como una oportunidad para crecer.
La realidad es que la mayoría de nosotros necesitamos repetir una habilidad unas siete u ocho veces para comenzar a dominarla. Pero lo que realmente marca la diferencia es el contexto en el que aprendemos. Tener un entorno que apoye nuestros esfuerzos, la oportunidad de practicar con orientación adecuada y, sobre todo, una razón personal y poderosa para querer aprender, son factores que multiplican nuestro progreso.

El valor del esfuerzo y la constancia
Nos enfocamos demasiado en los resultados inmediatos y en evaluaciones rápidas, midiendo lo que una persona es capaz de hacer después de solo un par de intentos. Evaluamos a los demás y a nosotros mismos de acuerdo con logros a corto plazo, cuando en realidad, lo que más importa es el esfuerzo sostenido y la capacidad de mejorar a lo largo del tiempo. El potencial no radica tanto en el talento bruto, sino en la disposición a trabajar consistentemente en una habilidad, incluso cuando los resultados tardan en llegar.
Incluso en campos donde el talento parece ser el factor determinante, como la música o las matemáticas, el esfuerzo y la constancia superan a la mera aptitud innata. Los verdaderos genios, aunque ciertamente existen, son raros. La mayoría de las personas exitosas alcanzan sus metas no por una facilidad innata, sino por una mentalidad centrada en el aprendizaje continuo y la resiliencia frente al fracaso.
Las habilidades blandas y su impacto duradero
En un estudio realizado en el Reino Unido, que hizo un seguimiento a más de 10,000 niños desde su infancia hasta la adultez, se descubrió algo sorprendente: aquellos que inicialmente mostraban un rendimiento cognitivo superior en áreas como matemáticas o literatura no siempre lograban el mayor éxito en sus vidas adultas. Lo que realmente importaba no era tanto el conocimiento técnico adquirido, sino el impacto que tenían sus maestros en el desarrollo de habilidades blandas.
Las habilidades blandas, como la empatía, la capacidad de trabajar en equipo, la resiliencia, la ética laboral y la inteligencia emocional, son a menudo los verdaderos motores del éxito en el mundo profesional. Las habilidades de carácter, como las define Adam Grant, no solo consisten en el esfuerzo y la persistencia, sino también en la habilidad para sobrellevar la adversidad, adaptarse y encontrar soluciones creativas cuando todo parece estar en contra. Dentro de las habilidades que Grant menciona, habla principalmente de cuatro:
- Proactividad: iniciativa para preguntar, responder, indagar y participar fuera y dentro de un aula educativa.
- Prosocial: la habilidad de colaborar y trabajar bien con otros.
- Disciplina: efectividad para prestar atención, resistir impulsos, autocontrolarse y evitar las distracciones.
- Determinación: consistencia en tomar nuevos retos, dar el paso extra, hacer más de lo que se nos pide y persistir ante la presencia de obstáculos.
Estas son habilidades que Grant destaca como fundamentales para el desarrollo personal y profesional, no solo como medios para alcanzar objetivos a corto plazo, sino como herramientas para construir una vida basada en el crecimiento continuo y la resiliencia.
La diferencia entre personalidad y carácter
Si la personalidad es cómo nos comportamos en el día a día, el carácter es cómo nos comportamos ante un día difícil. Es fácil ser amable, paciente y optimista cuando las cosas van bien, pero el verdadero carácter se muestra cuando estamos cansados, frustrados o cuando todo parece ir en contra. Es en esos momentos difíciles donde se ve quiénes somos realmente, más allá de las circunstancias favorables.
La personalidad puede dictar cómo reaccionamos inicialmente, pero es el carácter el que define si somos capaces de levantarnos, sobreponernos a nuestros impulsos más básicos y seguir luchando por aquello en lo que creemos. El carácter se demuestra en esos momentos donde la motivación desaparece, y solo queda nuestra voluntad de ser mejores de lo que éramos ayer.
La resiliencia como fuerza impulsora en los negocios
En África, se realizó un estudio con emprendedores locales que demostró una verdad poderosa: aquellos que recibieron formación en habilidades de carácter y desarrollo personal lograron resultados más exitosos y sostenibles que quienes recibieron educación tradicional en negocios y emprendimiento. Los emprendedores que internalizaron estas habilidades mostraron una notable capacidad para adaptarse, innovar y resistir los embates del mercado. No se trataba de quién sabía más, sino de quién podía mantenerse firme cuando los tiempos se volvían difíciles.
Esta es una lección fundamental para cualquiera que desee emprender o avanzar en cualquier ámbito: el carácter y la actitud pueden ser incluso más importantes que los conocimientos técnicos. Estas habilidades blandas son las que permiten a las personas enfrentar los desafíos con una mentalidad de crecimiento, transformar las derrotas en aprendizajes y seguir adelante con una visión clara de sus objetivos a largo plazo.
El concepto de los "andamios" en el desarrollo de habilidades

Adam Grant menciona la idea de construir "andamios" para el aprendizaje, una metáfora que sugiere que todos necesitamos estructuras de apoyo mientras desarrollamos nuevas habilidades. Estos andamios pueden ser mentores, amigos, colegas o incluso rutinas diarias que nos recuerdan nuestras metas y nos ayudan a mantenernos enfocados. Nadie se convierte en experto en un vacío; se necesita una red de apoyo, un entorno que fomente el crecimiento y, sobre todo, una mentalidad abierta al cambio.
Reflexión personal: el ejemplo como motor de cambio
Al reflexionar sobre estas ideas, me doy cuenta de que mucho de lo que me faltó en mi niñez no fue por falta de amor o dedicación de quienes me rodeaban, sino por la falta de una estructura que promoviera el desarrollo de estas habilidades de carácter. Vi a mis padres trabajar incansablemente para salir adelante, dándome un ejemplo poderoso del valor del esfuerzo y la disciplina, pero no siempre tuve el entorno que incentivara la autoconfianza y la exploración personal.
Este reconocimiento no es una queja, sino una toma de consciencia de que ahora, como adulto, es mi responsabilidad crear ese entorno para mí mismo y para quienes me rodean. Sé que tengo la capacidad de cambiar y de ayudar a otros en ese proceso. Mi propósito no es solo seguir aprendiendo, sino también ser un catalizador para que otros descubran su verdadero potencial.
Un llamado a la acción para transformar tu aprendizaje
Es fácil quedarse estancado en una versión de nosotros mismos que no nos satisface, simplemente porque tememos al fracaso o porque creemos que ya es tarde para cambiar. Pero nunca es tarde para desarrollar nuevas habilidades, especialmente cuando se trata de aquellas que definen quiénes somos como personas. Si algo me ha enseñado el estudio de estas ideas es que el verdadero aprendizaje empieza cuando decidimos desafiar nuestras propias creencias limitantes y nos atrevemos a crecer.
Te invito a que explores más sobre el desarrollo de habilidades de carácter, a que te rodees de personas que te impulsen a ser mejor y a que busques siempre esos andamios que te ayuden a sostener tu crecimiento. Si aprendes a aprender, estarás equipado no solo para enfrentar las dificultades, sino para convertir cada obstáculo en una oportunidad de superación.